Comprometida con los aspectos sociales, trabaja con una visión realista y centrada en ofrecer soluciones que superen lo formal y lo novedoso.
Victoria Garriga nace en Barcelona, en 1969. La lectura y el baile le apasionan desde que era pequeña, y aunque se formó como arquitecta considera que estas pasiones tienen una especial correspondencia con el desempeño de la arquitectura. Se define como «una persona honesta, con visión de proyecto, pero ya con poca paciencia para convencer por seducción». Comenta que su vida personal y profesional siempre han estado estrechamente ligadas, al punto de que a veces ha perdido su propio espacio. Sin embargo, de ésta compleja relación se hace implícito el compromiso por intentar mejorar las condiciones del contexto y fomentar equilibrios, tan necesarios en la construcción del espacio común.
(…) Cuando empecé a estudiar Arquitectura y vi que éramos casi tantas mujeres como hombres pensé que habíamos conquistado un territorio muy importante. El espacio profesional, ese lugar en el que se hacen cosas para construir el mundo, y más importante todavía, el espacio público, ese espacio donde nace el discurso que genera las acciones del cambio. El tiempo me ha llevado a pensar que esos espacios han desaparecido para todos, hombres y mujeres, que nos limitamos a producir consumibles en una sociedad que deberá luchar a conciencia para no perder definitivamente su condición humana, en un contexto de control brutal en el que la diversidad de pensamiento es prácticamente imposible.
Estudió en la Universidad Politécnica de Catalunya y obtuvo el título de arquitecta en el año 1995. Después de obtener la titulación colabora en el estudio de Enric Miralles y Benedetta Tagliabue y posteriormente, en el año 1996, crea el estudio de arquitectura AV62 junto al arquitecto Toño Foraster. En paralelo, Garriga se ha desempeñado como profesora en varias universidades de España y del extranjero, enfocada en el proyecto arquitectónico, en la arquitectura de interiores y en el diseño del espacio doméstico. Ha dictado conferencias en distintas escuelas e instituciones sobre arquitectura, interiorismo comercial, montajes expositivos, espacios efímeros y vivienda. En el año 2006 obtiene el título de Máster en Museos y Espacios Efímeros en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura (ETSAB). En 2012 fundó AV62 Development & Consulting, una asociación de servicios profesionales que ofrece planificación y gestión urbana en países en vías de desarrollo como Eslovaquia, Daguestán e Irak.
El trabajo de Victoria Garriga ocupa las distintas escalas y dimensiones del quehacer en la arquitectura. Desde el urbanismo y la planificación hasta el diseño de interiores lo podemos encontrar en distintos puntos del globo en una larga lista de equipamientos, viviendas, proyectos de interiorismo y planificación urbana; muchos de estos ganadores de concursos y reconocimientos. Entre las obras más destacadas figuran equipamientos, como el Museo Marítimo de Barcelona (2014-2016); el Museo Nacional de Afganistán Kabuel (2012); el proyecto de interiorismo del Museo Cristóbal Balenciaga (2011), en Gipuzkoa. Instituciones y edificios culturales, como las escuelas públicas de Cerdanyola del Vallés (2011) y la de Sant Boi de Llobregat (2008) en Barcelona, y también la Biblioteca Central Jordi Rubió i Balaguer Sant Boi de Llobregat (2006), en Barcelona. Además de una larga lista de proyectos residenciales de reforma y obra nueva, también son de gran importancia los proyectos de planificación urbana, de los que resaltamos la revitalización y desarrollo del Distrito de Adhamiya en Bagdad (2011), que fue ganador del primer premio en el concurso convocado por el Ayuntamiento; y la propuesta urbana para la ciudad de Mosul (2012) en Iraq.
Sobre el papel de la mujer en la práctica profesional, para Garriga éste debe trascender las fronteras de los espacios tradicionales de acción, aquellos enmarcados en la clasificación de género, pero desde los que se pueden desarrollar modelos propios basados en la mediación y la humildad:
Yo creo que la única manera de tener un papel en esta profesión y en el mundo es que la reinterpretemos a nuestra manera y la hagamos nuestra. Ya tenemos cierta experiencia que nos permite no hacer todo de cero sino apoyarnos en nuestros propios modelos. Cuando se habla de arquitectura y mujeres siempre aparece un aroma de cocina, de domesticidad, de talento para la mediación y de humildad… pero estas capacidades y resistencia desarrolladas en el duro ejercicio del trabajo en el ámbito de lo privado nos han de permitir saltar, a nuestra manera, al campo de la acción y del discurso. Lo tenemos que seguir haciendo, ahora en la calle, es el trabajo sordo, repetitivo y no reconocido, que los hombres durante siglos dejaron en manos de las mujeres y de los esclavos.
La desigualdad es un estigma aún no superado, sin embargo el aumento de mujeres en la profesión ha ido modificando ciertos aspectos de un campo profesional tradicionalmente masculino. En este sentido, la desigualdad y la discriminación es un patrón social que puede modificarse a partir de una mayor presencia femenina; como bien expresa Victoria Garriga:
Considero que toda la profesión ha sufrido un retroceso. Para las mujeres era un gran logro ‘estar en la calle’. Pero esa primera alegría vinculada a esa sensación de logro nos ha llevado a contentarnos y hemos asumido con naturalidad posiciones subalternas por el simple hecho de ser mujeres, muy cómodas para muchos. La profesión se ha vuelto muy dura para todos, pero el poder sigue siendo muy masculino.
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