HILDRETH MEIERE 1892-1961

Artista estadounidense, que realizó mosaicos para oficinas y templos, murales para restaurantes, diseño de vestuario y diseño de interiores.

Hildreth Meiere nació en 1892 en la ciudad de Nueva York. A la edad de 16 años, después de estudiar en el Colegio del Sagrado Corazón de Manhattanville en Nueva York, decidió perseguir su carrera como artista. Con el apoyo de su madre viajó a estudiar a Florencia, Italia, de 1910 a 1911. Durante este período tuvo contacto con el arte y la arquitectura renacentista. Estudió con un artista inglés cuyas lecciones seguían el método tradicional académico, insistiendo en que aprendiera a dibujar a partir de modelos antes de dibujar sobre la vida. Esta etapa detonó en Meiere una pasión por el muralismo y un talento para las escenas eclesiásticas que durarían toda la vida:

“Después de eso no podía sentirme satisfecha con algo menos que una gran pared para pintar. Simplemente tenía que pintar murales (…)”

Posterior a su tiempo en Europa, Meiere continuó estudiando dibujo y pintura en los Estados Unidos de 1911 a 1914, primero en el “Art Students’ League”, en Nueva York y luego en la Escuela de Bellas Artes de California, en San Francisco (posteriormente llamado Instituto de Arte de San Francisco). El primer proyecto comercial de Meiere fueron los bocetos para la compañía de ballet Anna Pavlova, mientras la compañía se presentaba en San Francisco durante 1915, esto le permitió posteriormente diseñar vestuarios para producciones teatrales en Nueva York.

En 1916, a la edad de 24 años, Meiere se mudó de regreso a Nueva York para establecer su estudio personal y continuar su formación en el “Art Student’s League”. Posteriormente, cuando Estados Unidos entró a la Primera Guerra Mundial (1917), Meiere se unió a la Marina después de recibir formación en cartografía, donde sirvió durante algunos años trabajando como proyectista así como en el Comité Ciudadano para la fuerza armada, diseñando altares portátiles para capillas militares. Esta campaña creó más de 500 trípticos móviles, 70 de ellos diseños de Meiere, los cuales podían ser utilizados en campamentos, buques de guerra y hospitales.

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Meiere estudió y enseñó en el Instituto de Bellas Artes y Diseño de Nueva York, llegando a estar a la cabeza del Departamento de Pintura de Murales. Durante este período conoció al arquitecto Bertram Grosvenor Goodhue (1869 – 1924) con quien estableció una productiva relación de trabajo.

Fue Goodhue quien encargó a Meiere decorar el domo y las pechinas de la Academia Nacional de Ciencias en Washington, D.C. (1923 – 1924),  la Iglesia Episcopal de San Marcos en Mount Kisco, Nueva York (1923) y la Iglesia Episcopal de San Martin de Tours en Providence, Rhode Island (1924). Después de la muerte de Goodhue en 1924, Meière continuó colaborando con su oficina en algunos proyectos como la Iglesia Jesucristo en Cranbrook, Michigan (1928-1929); la Iglesia de San Bartolomeo en Nueva York (1928-1929).

Una de sus principales obras fue el Capitolio de Nebraska en Lincoln, Nebraska (1924-1929), en el cual se encargó del diseño del domo vestibular, mosaicos de piso y tapicería, colaborando junto al artista Lee Lawrie (1877 – 1963) quien se encargó de las piezas escultóricas. El tratamiento de Meiere de los mosaicos de piso en el Foyer fue inspirado en vasijas griegas; ella utilizó dos colores de mármol en cada panel para resaltar el contraste de las formas representadas. En 1928 la Liga de Arquitectura de Nueva York reconoció a Meiere con una medalla de oro en Decoración de Murales por su trabajo en el Capitolio de Nebraska (seis años antes de que la organización admitiera a mujeres entre sus miembros), convirtiéndose en la primera mujer en recibir tal distinción.

Además de sus proyectos, Meiere ofrecía su tiempo como voluntaria en comités y organizaciones, dedicando horas para regresar a la comunidad artística que apoyó y fomentó su desarrollo artístico. Ella fue la primera mujer en integrar la Comisión de Arte de la Ciudad de Nueva York (1946 – 1953), fundó la Sociedad de Artes Litúrgicas, fue Presidenta de la Sociedad Nacional de Pintores Muralistas (1936 – 1937), Vice Presidenta de la Liga de Arquitectura de Nueva York, directora de la Sociedad de Arte Municipal, Directora del Departamento de Muralismo en el Instituto de Bellas Artes y Diseño, miembro del Gremio de Arquitectos de Iglesias de América, entre otras asociaciones.

En su autobiografía, Meiere declara:

“(Luego de) haber empezado en la cima con la Academia Nacional de Ciencias y el Capitolio de Nebraska, la larga lista de proyectos (más de cien) han llegado por sí solos. Durante los últimos treinta y cinco años he mantenido un gran estudio, me he mantenido a mí misma por mi trabajo… (También) he estado activa en organizaciones profesionales, creyendo que nosotros debemos algo de nuestro tiempo y energías a ellos.”

Posteriormente, el Departamento de Guerra de los Estados Unidos le entregó un reconocimiento por el trabajo que realizó con el Comité Ciudadano para la fuerza armada y la marina durante la Segunda Guerra Mundial; el Colegio del Sagrado Corazón de Manhattanville, el alma mater de Meiere, le entregó un doctorado honoris causa en 1953 y en 1956 se convirtió en la primera mujer en ganar la Medalla de Bellas Artes del Instituto Americano de Arquitectos (AIA). El nombramiento decía de la siguiente forma:

“Una maestra del muralismo: el mundo de las artes podrá escribir tu nombre alto en la lista de los más grandes pintores y escribir con verdad, pero no (abarcarte) por completo. Mosaico, terra cotta, vidrio, metal, gesso (…) estos y otros medios responden agradecidamente a la dirección de tu corazón y tus manos. Tu colaboración  con arquitectos y otros artistas trae más que una adición de belleza; transfiere y unifica el concepto y lo hace indivisible (…)”

Con la excepción de 1929, año de la Gran Depresión, Meiere consiguió trabajar establemente como una artista profesional hasta el día de su muerte, trabajando en más de 100 proyectos.

El estilo de Meiere puede ser descrito como la modernización de las formas que descubrió durante sus viajes y años de estudio. Un recuento de sus muchos trabajos revela el profundo conocimiento que tenía de diferentes estilos y temas de la historia occidental, desde las vasijas Griegas hasta los mosaicos Bizantinos, desde los dioses y diosas romanos hasta los murales renacentistas.

Sus méritos artísticos fueron bien reconocidos por sus pares, pero lo que hace realmente notable su carrera fue la influencia pionera que tuvo como mujer en un tiempo en que los hombres dominaban todas las profesiones; junto a un pequeño grupo de mujeres artistas (como Violet Oakley, Berenice Abbott, Isabel Bishop y Georgia O’Keeffe) se convirtió en una de las más importantes muralistas y diseñadoras de mosaicos en la historia del arte estadounidense, ganándose el respeto y el reconocimiento de grandes muralistas y arquitectos durante la primera mitad del siglo XX.

Su dedicación al arte se debía a un deseo de compartir con los espectadores, se interesó principalmente en proyectos que implicaran una interacción con el público, considerando como “impersonal” el arte que se muestra en la galería de un museo.

ALGUNOS DE SUS TRABAJOS:

  • Mosaicos para el domo del Gran Salón de la Academia Nacional de Ciencias de Washington D.C.
  • Mosaicos en piso y cielo al interior del Capitolio de Nebraska en Lincoln, Nebraska.
  • Mosaicos de piso en el Edificio de la Sociedad Fiduciaria de Baltimore, circa 1929.
  • Mosaicos y vitrales para la igledia de San Bartolomeo, Nueva York.
  • Arco de mosaico de 75 pies sobre el santuario del Templo Emanu-El, Nueva York, 1930.
  • Tres círculos circulares llamados «Song», «Drama» y «Dance» en la fachada del Edificio del “Radio City Music Hall” en el Rockefeller Center en Manhattan, con el trabajo en metal ejecutado por Oscar Bach.
  • Mosaico extensivo para el “Red and Gold Banking Room” en el primer piso del Edificio del Banco de Nueva York, Nueva York (actualmente cubierto).
  • Mural de 60 pies de largo y 8 pies de alto llamado “A Century of Women’s Progress Through Organization” para el Concejo Nacional de Exhibición de la Mujer en el Edificio de Ciencias Sociales para la Feria Mundial de Chicago de 1933.
  • Catedral Nacional de Washington, «The Resurrected Christ» en la Capilla de la Resurrección, Washington, D.C.
  • Mosaicos en la Basílica de Saint Louis, St. Louis, Missouri.
  • Mosaico de «Christ the Judge» en el Seminario de la Inmaculada Concepción en Huntington, Nueva York.
  • Mosaico de vidrio detrás del altar de la Iglesia St. Aloysius, Detroit, Míchigan.
Referencias:
Simpson, M. C. (2015). The Art Deco Murals of Hildreth Meiere.
Wilson, S. S. (2008). Hildreth Meière’s Health and Welfare (Doctoral dissertation, The Graduate School, Stony Brook University: Stony Brook, NY.).
Walls Speak: The Narrative Art of Hildreth Meiere, by Catherine Coleman Brawer, edited by Elaine Banks Stainton, illustrated by Hildreth Meiere Dunn, St. Bonaventure University, distributed by Franciscan Institute Publications, 2009. ISBN 978-1-935314-00-4
The Art Deco Murals of Hildreth Meiere, by Catherine Coleman Brawer, Kathleen Murphy Skolnik. New York, NY : Andrea Monfried Editions, 2014. ISBN 978-0991026302
Más información
International Hildreth Meiere Association
Walls Speak: The Narrative Art of Hildreth Meière
Remembering the work of Hildreth Meiere
If These Walls Could Speak, They’d Say Her Name Hildreth Meière, the Forgotten Art Deco Artist
Hildreth Meiere, en The Nebraska State Capitol

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